LA CARRERA POR LA CONQUISTA DEL ESPACIO I
La carrera por
conquistar el espacio empezó con el envío de satélites fuera de la Tierra.
Ponerlos a orbitar y recibir información a través de ellos fue uno de los
logros más grandes del hombre, permitiéndonos mejorar las comunicaciones, tener
sistemas de geo- posicionamiento, imágenes de nuestro planeta para mapas, y
estar también un poco más cerca de lo que hay más allá de nuestro mundo.
Latinoamérica ha sido víctima siempre de
un desarrollo tardío en las tecnologías, pero aunque muchas veces tenemos otras
cosas de que preocuparnos, siempre se ha luchado sin descanso para buscar una
forma de ser parte también de ese mundo evolutivo y cambiante en el que
vivimos.
Los rusos fueron los primeros en lograr
poner en órbita un satélite artificial, enviando al Sputnik 1 al espacio en 1957, pero no fue sino hasta 28 años después que recién Latinoamérica pudo
poner su nombre en la lista satelital.
BRASIL:
El primer país en obtener este logro fue
Brasil, con el lanzamiento de su satélite “Brasilsat A1” en febrero de 1985. Curiosamente,
la incursión de Brasil en este mundo está relacionada
directamente con el fútbol: en 1982 los brasileños no pudieron ver la
clasificación de su selección para el Mundial de España en ese año, ya que la
TV no pudo conseguir un espacio de transmisión por el satélite de Intelsat, la primera red comercial de
satélites. Al final sólo se transmitió el relato, sin las imágenes, lo que
causó que los brasileños se plantearan seriamente la necesidad de tener su
propio satélite. Mal que mal, había que ver el fútbol.
El Brasilsat A1 fue lanzado 3 años
después, y sus usos - además de transmitir fútbol - incluían telefonía,
radiodifusión, televisión y transmisión de datos. Un año más tarde, en el año
1986, se lanzó el “Brasilsat A2”, ambos
con un costo de casi US$125 millones. Cada uno tenía una masa de 646Kg en
órbita y un tamaño de 2.2m de diámetro y 7m de altura. Los dos satélites
estuvieron a cargo de la compañía canadiense Spar Aerospace, y fueron
puestos en órbita desde el Puerto espacial de Kourou.
MEXICO:
El segundo país de Latinoamérica que
colocó un satélite en órbita fue México, con el "Morelos I", que fue
lanzado el 17 de Junio de 1985. No estaba inspirado en el fútbol, pero tenía
los mismos fines comunicacionales para mejorar los sistemas en México. El
proyecto estuvo en manos del grupo Hughes Aircraft Corporation for the SCT, tuvo un
costo de US$92 millones y una vida estimada de 9 años. El siguiente satélite,
bautizado Morelos II, fue lanzado en noviembre del mismo año por el
transbordador Atlantis, y se hizo famoso por que en esa misma misión (STS-61-B) viajó al espacio Rodolfo Neri Vela, el primer mexicano en orbitar
la Tierra.
ARGENTINA:
Argentina tuvo su oportunidad en
1990 con el Lusat 1 colocándose como el tercer país
latinoamericano poseedor de un satélite de comunicaciones. En este caso, no fue el gobierno el que estuvo detrás
de la iniciativa, sino que fueron radioaficionados, que necesitaban el
aparato para mejorar sus comunicaciones. Se trató de un proyecto de la
división argentina de AMSAT (Radio
Amateur Satélite Corporación), y el satélite también enviado a órbita por
el Puerto espacial de Kourou el
22 de enero de 1990. Su construcción estuvo a cargo de la empresa Arianespace.
CHILE:
Ya que
todos estaban en lo mismo, Chile siguió en la lista para enviar su propio
satélite al espacio. El proyecto se logró en 1995 al colocar el “Fasat-Alfa” en
órbita espacial, en un esfuerzo conjunto entre la Fuerza Área de Chile y SSTL (Empresa
Británica). El satélite buscaba monitorear la capa de ozono e incluía la
tecnología más moderna para la época, ya que era de
pequeño tamaño e implicaba la miniaturización de las partes. Se esperaba que el
satélite diera entre 3 a 4 vueltas a la Tierra por día y que viviera por unos 8
años, sin embargo, las cosas no salieron tan bien.
El “Fasat-Alfa” se
lanzó junto a un satélite ucraniano Sich-1 desde la base Plesetsk en Rusia. Una vez en el
espacio, el satélite chileno no pudo desacoplarse del satélite ucraniano, y
ambos quedaron unidos. Así, el Fasat-Alfa sigue pegado a este compañero, y en
este momento los dos orbitan la Tierra como basura espacial.
Para mejorar esta triste
historia, en 1998 Chile lanzó el “Fasat-Bravo”,
que sí pudo orbitar el planeta de manera independiente.